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7 sencillos ejercicios por 21 días, que te tomarán menos del 4% de tu tiempo. Una inversión realmente pequeña que impactará positivamente el resto de tu vida.

No te prometo la fórmula de la felicidad eterna; lo que sí te garantizo es que si haces el ejercicio que te propongo, vas a elevar tu productividad, tu nivel de optimismo y positivismo; te vas a sentir mejor, con un nivel mayor de bienestar. ¿Por qué? Vas a adquirir hábitos que harán que tu vida sea más placentera y feliz; hábitos que moldean tu mente y tu cuerpo para vivir con optimismo, tranquilidad y alegría interior.

Dos hechos probados por la ciencia:

1. 21 días es lo que necesita tu cerebro para reprogramar sus circuitos neuronales y crear nuevos hábitos.

2. Recientes desarrollos en sicología positiva han demostrado que, con ejercicios sencillos que involucran mente y cuerpo, tu aprendes con rapidez a enfocarte en las oportunidades y no en los problemas, a pensar positivamente, a tener buena actitud hacia la vida, todo lo cual conduce a una vida plena y feliz.

Mi fórmula se basa en estos dos hechos probados. Realiza los 7 ejercicios que explicaré a continuación, durante 21 días seguidos, sin pausa, y verás gratificantes resultados. Aquí va:

1. Configúrate para ganar: sentir tu poder te acerca a lograr lo que quieres. Desde hacer una genial presentación en una reunión de trabajo hasta sacar adelante una nueva empresa. Estudios demuestran que si adoptas una postura ganadora, por tan solo dos minutos, tu seguridad y, en consecuencia, tu desempeño mejoran. ¡Sí, tu postura corporal moldea tu identidad! Todos los días, a medio día, durante dos minutos, adopta una postura ganadora y, mientras estás así, aprovecha para decirte cosas positivas y optimistas sobre ti, gozándotelas; no se trata solo de enumerar muchas; mejor pocas cosas profundizando en sensaciones y emociones alrededor de cada una. Ejemplos de posturas ganadoras: 1. De pie, levanta los brazos formando la V de victoria, como si hubieses ganado una medalla olímpica. 2. Párate con tus piernas abiertas un poco más que la anchura de tus hombros, empuña tus manos y ponlas sobre tu cintura haciendo jarras, como lo hacía la mujer maravilla. 3. Siéntate cómodamente; escúrrete un poquito para aumentar tu sensación de descanso; entrelaza los dedos de las manos y ponlas detrás de tu cuello, en la nuca; cruza una pierna sobre la otra como si dirigieras la empresa más grande del mundo. Siempre acompaña estas posturas con una sonrisa manteniendo tu frente en alto. Tip: Programa esta actividad en tu Smartphone para que una alarma te ayude a recordarla.

2. Agradece y celébrate: en las noches, antes de dormir, en una libreta que puedes dejar sobre tu mesa de noche, anota 4 cosas, de ese día, por las que sientas agradecimiento y 3 que quieras celebrar. Los agradecimientos pueden ser variados; desde la vida de tus hijos o la tuya, pasando por un atardecer bello, hasta una buena taza de café. Al anotarlos cuida también saborearlos, es decir, trae a tu mente imágenes vívidas y emociones relacionadas con aquello que estas agradeciendo. Los éxitos pueden ser pequeños como haber aprendido a manejar el ratón con tu mano menos hábil, medianos como haber ganado una distinción por buen desempeño o grandes como haber terminado un doctorado con honores. ¡Celébralos! Puedes darte palmaditas en la cara y en el pecho, abrazarte, levantar tus brazos triunfalmente, apretar tus puños… lo que te haga sentir tu poder estará bien. La falta de confianza en ti es el mayor obstáculo que enfrentas todos los días; si tú no alimentas tu confianza ¿quién lo hará? Agradecer te permite apreciar tu vida y lo que tienes; celebrar fortalece tu autoestima. Este ejercicio te tomará 5 minutos, cada noche. Tip: consigue tu libreta de inmediato y ubícala en tu mesa de noche en un sitio en el que te estorbe para que la veas y recuerdes el ejercicio. Si es de un color llamativo, mejor. Pon algo con qué escribir a su lado.

3. Recárgate: a media mañana y a media tarde, no importa lo que estés haciendo, toma un descanso de 15 minutos con completa desconexión de tu trabajo: camina, estira tu cuerpo, tómate un café, charla con compañeros… Es muy importante incluir algo de ejercicio dentro de estas pausas; con una rutina de estiramientos suaves de 3 minutos es suficiente (el área de salud ocupacional de tu empresa, un entrenador de deporte o una fisioterapeuta te pueden sugerir una). Esto es energía pura para tu productividad y una gran inversión para el bienestar de tu vejez. Tip: incluye estas pausas en tu agenda, como cualquier otra cita.

4. Descansa bien y cuida tu cuerpo: duerme bien; tu cuerpo y tu cerebro necesitan el descanso nocturno para reponerse y sentir energía y lucidez, respectivamente, al otro día. Solo tienes un cuerpo, cuídalo. Haz ejercicio con frecuencia; esto te ayuda a mantenerte saludable y eleva los niveles de dopamina en tu cerebro, lo cual no solo te hace sentir más feliz sino que enciende tus centros cerebrales de aprendizaje. Haz ejercicio durante al menos 30 minutos, por lo menos 4 veces a la semana. Ve al gimnasio, sal a caminar o a correr al parque, practica un deporte, camina a tu trabajo… Tip: incluye en tu agenda tus espacios para el ejercicio, los mismos días a la misma hora para crear el hábito; son citas para tu bienestar.

5. Conéctate con la buena vibración: Tu vida y tu realidad son el resultado de lo que piensas. Y lo que piensas está altamente influido por lo que lees, lo que oyes y lo que dices. Por otro lado, tu cerebro es un 31% más productivo cuando te enfocas en lo positivo. Desconéctate de los medios, de las malas noticias, de los chismes y de las personas pesimistas o negativas. Evita leer periódicos y ver u oír noticias; si tu trabajo depende de cierta información que sale en medios, limítate a revisar lo que es útil para tu labor. Aléjate de las telenovelas; evita la televisión al máximo. Lee y mira cosas nutritivas. Pon atención a lo que dices y a lo que piensas y toma acción sobre ello: cambia tus expresiones y pensamientos limitantes por positivos, atiende a la parte del vaso medio llena y no a la mitad medio vacía y enfócate en las oportunidades en lugar de hacerlo en los problemas. Tip: Pon letreros o imágenes, que te recuerden esta mentalidad positiva, en tu escritorio, en el espejo del baño, en tu protector de pantalla, en la nevera…

6. Respira conscientemente: el estrés, la ansiedad y las preocupaciones afectan tu cuerpo y te enferman. Un efecto de estos factores es que empiezas a respirar en forma superficial, tus inhalaciones y exhalaciones se tornan más cortas de lo saludable, con lo cual tu cerebro no recibe la misma cantidad de oxígeno y tus órganos vitales dejan de recibir ese masaje natural y vital que se produce cuando respiras desde el abdomen. Estas dos cosas unidas te afectan anímicamente y debilitan tu sistema inmunológico lo cual aumenta las probabilidades de enfermarte; por todo esto es importante que desarrolles la capacidad de respirar con consciencia. Para ello te propongo un ejercicio, simple y poderoso; hazlo todos los días durante 5 minutos, en la mañana o en la tarde: siéntate con tu espalda separada del espaldar de la silla, tu columna derecha y relajada, sin hacer fuerza, tus piernas abiertas a la anchura de tus hombros; descansa tus manos sobre tus muslos; mantén tus ojos abiertos, ubica un punto fijo frente a ti y siente tu respiración. Nota todo lo que puedas sobre ella: a qué temperatura entra y sale el aire, a qué velocidad lo hace, en qué cantidad y a qué profundidad llega en tu cuerpo; qué se mueve en tu tronco mientras respiras… cuando tus pensamientos te saquen de concentración o cuando ruidos o movimientos externos te distraigan, tan solo regresa a tu respiración, sin luchar, sin juzgar. Nota como tu respiración se hace un poco más lenta y más profunda; tus inhalaciones y exhalaciones son un toquecito más lentas y tu abdomen se mueve un poco más. Cuando termines, antes de pararte, tómate unos segundos para reconectarte con el mundo moviendo tus dedos de las manos y los pies, rotando tobillos y muñecas. Ya habiendo tenido esta experiencia sensacional, conéctate con tu respiración cada vez que puedas; solo siéntela, sé consciente de ella; hazlo mientras estás en una reunión, mientras vas en el bus, mientras esperas el turno en el banco… Tip: reserva un espacio del día para hacer tu ejercicio de respiración e inclúyelo en tu agenda. Por ejemplo: levántate todos los días 15 minutos más temprano para hacerlo o, en la noche, hazlo apenas llegues a tu casa, después de saludar a los tuyos. ¡Todos los días igual! NOTA: si quieres profundizar en esta práctica busca un profesor de tai chi, chi kung, yoga o meditación.

7. Potencia tu actitud: tu actitud la irradias a tu alrededor, a tus hijos y a tu pareja en tu hogar, a tus compañeros de trabajo, a tus clientes y proveedores, a tus amigos y parientes. Esa actitud, si negativa, te enferma y les enferma. Si positiva, les alegra la vida y les llena de optimismo, igual que a ti. ¿Cuál es la actitud que estás llevando a las personas que te rodean? Tú la decides; tú la eliges en cada momento de tu vida. El siguiente ejercicio es potenciador de actitud amorosa, optimista y feliz. Consiste en ponerte tu sonrisa interior cada vez que entres a un lugar o a una reunión. ¿Cómo se hace? Aquí va: Imagina que tienes frente a ti a un ser muy querido, quien provoca en ti alegría, tranquilidad y sonrisa con tan solo verle; siente esa actitud que hay en ti y llévala a tu corazón y deja que se llene de esa alegría, de esa tranquilidad y de esa sonrisa. Siente todo ello a plenitud, en cada célula y cada átomo de tu cuerpo, en todo tu ser. Reactiva esa sonrisa interior cada vez que entres a un lugar o a una reunión. Solo necesitas traer a tu corazón esa misma sensación, esa misma actitud. Tip: Incluye una tarea diaria en tu Smartphone que diga sonrisa interior y que active un recordatorio tres veces al día: en la mañana temprano, a medio día y en la noche.

Si algún día se te olvida alguno de los ejercicios no tienes que volver a empezar; solo continúa y hazlo completo al día siguiente; evita juzgarte o criticarte. ¡Disfrútalo! ¡Gózatelo!
Hazlo y me cuentas qué resultados obtuviste. ¡Te vas a sentir muy bien! Cuando termines contáctame aquí, me interesa saber cómo te fue.