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El principal obstáculo que enfrentamos para lograr nuestros objetivos y sueños somos nosotros mismos. Nuestras creencias, nuestros miedos, nuestro temperamento, nuestras ansiedades, nuestra falta – o exceso – de confianza y autoestima son las verdaderas barreras para lograr un desempeño extraordinario en cualquier cosa que nos propongamos o para llevar a la realidad nuestros sueños y anhelos más preciados. Es aquí en donde el coaching personal es una gran ayuda. ¿Por qué? Por una sencilla razón: es un método guiado y estructurado que nace reconociendo que somos nuestra mayor fuente de limitaciones y que nos permite trabajar en nuestro desarrollo, en forma práctica y con resultados concretos.

En mi experiencia, he vivido la realidad de ese juego interior en diversos escenarios: como nadador de alto rendimiento en mi juventud, enfrentando los retos de ascender en el mundo corporativo, construyendo una relación de pareja, viviendo los desafíos de ser empresario y llevando a la realidad del día a día uno de los anhelos humanos más comunes y también más trillados: ser feliz. Sin duda, Usted tendrá sus propias experiencias y, a estas alturas, entiende bien de lo que estoy hablando.

En muchos momentos y situaciones tenemos esa sensación de ser capaces de más, de obtener mejores resultados, de ser mejores personas y no podemos explicarnos por qué, si hemos puesto mucho de nuestra parte, la realidad es diferente a la que queremos. Gran parte de la respuesta está en cómo se desarrolla nuestro juego interior, en cómo nos gestionamos. El hecho es que mientras estamos viviendo nuestra cotidianidad, siendo nosotros mismos, somos incapaces de hacernos a un lado y ver en perspectiva nuestra situación; estamos metidos dentro de nosotros, dentro de nuestra vida, dentro de nuestras emociones y eso nos quita la posibilidad de ser objetivos. Sin objetividad no hay perspectiva, ni posibilidad de ver opciones, ni creatividad para cambiar; quedamos sumergidos en nuestra subjetividad y sentimos que no hay salidas, ni alternativas y, en consecuencia, seguimos tomando las mismas decisiones y obteniendo los mismos resultados una y otra vez.

La mayor parte de mi vida jugué este juego interior sin ayuda; hoy reconozco que muchas situaciones de mi existencia hubiesen sido mucho más fáciles de la mano de un coach. Entrar en un proceso de coaching personal equivale a salirnos de nosotros mismos por un camino estructurado y seguro para subir a un mirador desde donde podemos ver nuestra vida con visión panorámica; desde allí todo es más claro. Es un proceso de desarrollo personal potente y maravilloso que aporta método, perspectiva y creatividad.